Si el viernes 30 de abril, quedaba inaugurada la Cruz de Mayo de las hermandades de San Isidro Labrador y el Huerto, ayer 1 de mayo, nuestro Consiliario D. Francisco Guerrero González procedió a un bendición.
Una inauguración y bendición, realizadas con todas las medidas sanitarias vigentes a causa de la pandemia por covid-19 que atravesamos.
Los hermanos/as que deseen visitarla, podrán hacerlo desde la calle, en los bajos de la casa hermandad situada en la calle Paloma.
Este año, nuestro Equipo de Mayordomía, vuelve a sorprendernos, esta vez, apostando por un diseño sencillo pero muy elegante, que representa perfectamente la idiosincrasia de ambas hermandades.
UN POCO DE HISTORIA
La celebración de las populares cruces de mayo tienen su origen en el hallazgo de la Santa Cruz en la que murió Cristo y que fue encontrada, mucho tiempo después –en el año 326– por Santa Elena. Esta fue la esposa del general Constancio, quien la repudió tiempo después, y madre de Constantino. Tras convertirse al cristianismo y llevar muchos años de vida piadosa y encontrar la Cruz de Cristo en Jerusalén, según ha narrado la leyenda hasta nuestros días, fue considerada santa por la Iglesia de Roma.
Dicha leyenda se remonta a una batalla en la que el emperador Constantino se enfrentaba a los bárbaros a orillas del río Danubio y la victoria se antojaba prácticamente imposible ante el gran número de efectivos del ejército rival. Pero un sueño en el que se le apareció una cruz con el lema In hoc signo vincis (vencerás con esta señal) le hizo construir una gran cruz que puso al frente de su tropa y ésta, de forma sorpresiva y contra todo pronóstico, ganó la batalla a los bárbaros. Como agradecimiento se convirtió al cristianismo y construyó iglesias al tiempo que su madre viajó a Tierra Santa para encontrar el leño en el que Cristo fue crucificado. La encontró un 3 de mayo y la Iglesia tomó esa fecha para celebrar una fiesta religiosa que tuvo mucho peso durante siglos pero que poco a poco lo fue perdiendo en el calendario litúrgico pero sí lo mantuvo en la memoria del pueblo. No solo en España sino en muchos países se celebran cruces de mayo a lo largo de este mes que tienen su origen en este hallazgo. Durante siglos, la Iglesia celebró el 3 de mayo la fiesta de la Invención de la Santa Cruz, hasta que fue suprimida en el Concilio Vaticano II.
Estas cruces de mayo, tal y como las conocemos hoy día, tienen por lo tanto una raíz cristiana que todavía se mantiene dado que una gran cruz preside siempre, y lo mejor engalanada posible, este tipo de celebraciones.
Tal y como ha llegado esta celebración popular a nuestros días, las cruces de mayo se celebran por todos los barrios de la ciudad, y es santo y seña en muchas provincias de España así como en numerosas ciudades de latinoamérica. En ella participan gentes de todas las clases sociales en torno a la cruz en una fiesta que tiene el baile y la música como uno de sus principales protagonistas.
Habitualmente, las cruces de mayo se celebran normalmente por colectivos. Es decir, grupos de personas que se reúnen en torno al nexo común que tenga y, a partir de ahí, organizan la fiesta de la cruz de mayo. Este nexo común puede ser una cofradía, un patio de vecinos, un colegio o una empresa, entre otros. Habitualmente, aunque no tiene porqué ser así, tienen un carácter benéfico y el dinero que se recauda durante la fiesta, se destina a alguna necesidad que tuviera la entidad organizadora de la cruz de mayo o se dona a otras personas que lo necesitan.
Las cruces de mayo en nuestra capital ciudadrealeña tienen también su vertiente cofradiera, ya que los niños sacan a la calle pequeños pasos –emulando a las hermandades de penitencia– donde juegan a ser costaleros, capataces, aguadores o músicos. En estos pasos no procesionan ninguna talla de Jesucristo sino que únicamente aparece la cruz con un sudario.