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Homilía del 75 Aniversario

El pasado 26 de noviembre de 2021, nuestro consiliario D. Francisco Guerrero González pronunciaba una homilía, en el trascurso de la Misa de Hermandad por el 75 Aniversario de la llegada a Ciudad Real del actual misterio.

Desde la Junta de Gobierno, hemos considerado, que debíamos hacerla pública, para que de este modo, puedan disfrutar de ella todos aquellos hermanos/as que no pudieron asistir a tan importante momento histórico.

Aquí os dejamos el contenido de la misma:

EUCARISTÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS POR EL 75 ANIVERSARIO DE LA TRAÍDA DE LA IMÁGENES.

26.XI.2021

“Cuando pasa el Señor, la salvación no está en verle, sino en seguirle”.

( G.Rovirosa )

Queridos hermanos, nos reunimos en esta misa de acción de gracias con motivo del 75 aniversario de la traída de las imágenes del actual paso de misterio, de la Hermandad de Jesús Orando en el Huerto. Mañana saldrán a la calle en procesión, si Dios quiere, como signo del fin para el que fueron creadas, esto es,  para mostrar al pueblo uno de los pasajes  más conocidos de la Pasión del Señor, la oración de Jesús en Getsemaní. No ha podido ser a lo largo de este año de 2021 por las razones que todos conocemos. Y es ahora, en el límite mismo del año litúrgico, cuando se realizará esta procesión extraordinaria querida por tantos. Mañana por la tarde, en las eucaristías de víspera de domingo, se iniciará el tiempo del Adviento con la mirada puesta en el horizonte, allí por donde ha de venir el Salvador. Levantemos pues nuestra mirada, esto es, estemos atentos,  para no quedarnos contemplando los medios sin dirigir la mirada y el corazón a  Jesucristo, razón principal de nuestra fe.

El evangelio de este día nos da una clave para que vivamos estos actos conmemorativos del 75 aniversario de una manera honda y fructífera, a ser posible. La palabra es, “fijaos”.

“Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta para saber que el verano está cerca”… El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán”.

Quiero detenerme en estos dos versículos del evangelio que hoy  ha sido proclamado, y compartir con vosotros un par de llamadas que creo que nos pueden venir bien.

Como hombres y mujeres que vivís del campo o que estamos directamente relacionados con él, no nos son ajenas las comparaciones que Jesús utiliza habitualmente para explicarnos el sentido del Reino. Es como una semilla pequeña que se siembra y  crece…sin saber cómo se hace un árbol grande…un árbol que acoge a todos, o una viña que está llamada a dar frutos de vida… Unos frutos que se anticipan en las yemas que apuntan en la primavera, como adelanto de gran cosecha… Fijaos, dice Jesús. Mirad. Levantad la mirada. No cerréis los ojos. No los uséis para miraros a vosotros mismos o para  mirar solo por vuestros  intereses  personales o de grupo. Cuántos proyectos y cabezonerías sin resolver por falta de una mirada precisa, por falta de  atención a los acontecimientos de la vida y descubrir en ellos lo

que el Señor nos quiere decir. Qué reto tan importante para la vida de los cristianos el de saber ver. ¿Cómo vamos responder al Señor en los quehaceres de cada día, con criterios evangélicos, si fallamos en la mirada, si no miramos a Jesús, ni nos fijamos en sus enseñanzas, si no estamos dispuestos a seguirle ?.

Para nuestra Hermandad que celebra un tramo muy significativo de su historia reciente, con motivo del 75 aniversario, esto puede suponer  en primer lugar, una mirada agradecida a la presencia del Señor en nuestras vidas. Presencia que nos ha llegado a través de los amigos y familiares que han formado parte de la historia de nuestra Hermandad. Personas de Iglesia muy cercanas que nos han dado testimonio de fe, con mucha humildad y sencillez, pero que han sido luces en nuestro camino con su manera de proceder honrada y fiel. La fe es una luz que se enciende en otra luz… Seguramente ellos supieron ver, se fijaron, en el bonito paso que custodia la Hermandad, que sus imágenes, los enseres, la dinámica propia que despliega con motivo de la Semana Santa, no son ni más ni menos que un medio para el cultivo de la fe, que necesariamente ha de pasar  de  mirar con veneración la talla de madera, a contemplar a la Persona de  Jesús. Él es  quien  acompaña nuestras luchas y esperanzas, nuestras alegrías y nuestras tristezas, el único Patrón según el cual nos debemos dejar  tallar. Porque  si nos centramos sólo en los medios, es decir en la belleza de las imágenes, en el valor del trono que las porta, en el despliegue que moviliza su procesión, y aún de la emoción de la gente que contempla todo este movimiento  religioso, nos habremos quedado a medias. Dado ese caso hipotético estaríamos adorando  el medio y no en el fin al que apunta: Jesucristo, Señor de la Historia, razón primera y última de nuestra relación personal con Dios, con el prójimo y con el mundo, siguiendo al Señor a la zaga, como diría San Juan de la Cruz.

Dime con quién andas y te diré quién eres”. Creo que este refrán dice mucho del cuidado con el que debemos seguir alimentando nuestra relación con el Señor y cómo está llamado a ser nuestro comportamiento con el mundo y con el  prójimo.

“Cielo y tierra pasarán, mis palabras no pasarán”.

Esta es la afirmación que nos hace el Señor en este último día del Año Litúrgico a modo de broche final.

El cristiano no es un seguidor de imágenes. El cristiano, por definición, es seguidor de la Palabra. Y Jesús es la Palabra de Padre.  En Jesús, la palabra creadora por la que todo fue hecho, ha sido dicha para siempre. Ser seguidor de Jesús es ser seguidor de sus palabras hasta dejarnos modelar por ellas, o por Él, como hombres y mujeres de palabra, esto es hombres y mujeres de la Palabra. Así pues no sólo somos oyentes, sino portadores de la Palabra de Dios, sabiendo eso sí, que somos mediadores, torpes y pobres mediadores, pero queridos por el Señor para ser reflejo de su luz en el mundo. Si esto es así, como creo que lo es, una segunda llamada que nuestra Hermandad recibe en estos días de celebración es a seguir apostando por una Cofradía que escucha la Palabra y la transmite a los demás hecha compromiso de entrega y de servicio.

Dos llamadas por lo tanto que yo os propongo: SABER MIRAR A JESUCRISTO, imagen de Dios hecho carne en las entrañas de una Mujer, raíz y fundamento de la fe. Y SABER ESCUCHAR lo que Él nos dice en su Palabra recogida en los libros sagrados y proclamada en las celebraciones litúrgicas de la Iglesia. Una Palabra que también es dicha, como así recoge una de las plegarias del Adviento que pronto rezaremos, “en cada hombre y en cada acontecimiento, para que la recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la esperanza dichosa del reino de Dios”.

Enhorabuena a quienes en nuestra hermandad han sabido transmitir una mirada de fe a la vida, y nos han enseñado con su ejemplo a relacionarnos con Jesucristo y con el mundo, según es la voluntad del Padre. A todos aquellos hermanos y hermanas que han escuchado la Palabra de Dios, como camino necesario para la plenitud del ser humano.

Enhorabuena si estamos dispuestos a recoger este testigo, como miembros de la Iglesia y compartirlo con los demás en el quehacer de cada día. Que el Señor nos conceda el don de ser hombres y mujeres de Palabra.

Que podamos decir en verdad que somos de Jesús, porque lo hemos visto pasar a nuestro lado y lo hemos seguido.

Francisco Guerrero