Ciudad Real. 22.XII.2015
Jn 6,1-113
1 6Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: 7este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. 8No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. 9La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. 10En el mundo estaba; | el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. 11Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. 12Pero a cuantos la recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre…
Son muchos los pueblos y ciudades en los que se han encendido las luces de la Navidad hace ya días. En muchos hogares luce también la luz que cada año un grupo internacional de jóvenes lleva la de Belén, Luz de la Paz, por diversidad de naciones.
En comunión con toda la Iglesia celebramos la Navidad porque creemos que junto a las realidades de sombra, que aún se dan entre nosotros, hay otros muchos signos de luz que nos llenan de esperanza. Son pequeñas chispas de vida a nuestro lado que iluminan el mundo. Algunas están tan cerca que pueden pasarnos desapercibidos.
Pero basta tener una mirada limpia para ver esas señales, como Juan el Bautista que nos acompaña con su testimonio, para preparar al Señor caminos de encuentro, caminos de vida, caminos de luz.
Comparto con vosotros, hermanos y hermanas de las hermandades de San Isidro y de la Oración del Huerto, gestos reales que así lo verifican. Pensad en las personas que se dan a los demás gratuitamente, en las que sacan tiempo para estar cerca de quienes los necesitan; en gente corriente, que pasa desapercibida a nuestro lado, de corazón abierto y acogedor a todo tipo de personas, tengan nuestro color de piel o no lo tengan, profesen nuestra religión o no, hayan nacido en nuestro país, o estén aquí huyendo de cuanto les impide crecer en su dignidad de personas, de su dignidad de hijos e hijas de Dios. Son ejemplos de que hay otra manera de mirar e iluminar el mundo mucho más importante que las bombillas de las calles y plazas de nuestras ciudades…
¿ No os parece que caer en la cuenta de todos los signos de luz que se dan a diario entre nosotros son ya una manera anticipada de vivir la Navidad ?.
El Papa León lo ha dicho de manera parecida en el primer documento que ha escrito para la Iglesia y para todas las personas de buena voluntad, sean creyentes o no lo sean que:
“La santidad cristiana, es decir las personas que hoy iluminan la realidad en la que vivimos, florece, con frecuencia, en los lugares más olvidados y heridos de la humanidad. Los más pobres entre los pobres —los que no sólo carecen de bienes, sino también de voz y de reconocimiento de su dignidad— ocupan un lugar especial en el corazón de Dios. Son los preferidos del Evangelio, los herederos del Reino” ( Dilexi te, 76). Ellos son hoy lugar preferente donde nace y brilla la luz de Dios.
Con mis mejores deseos para cada uno de vosotros y vuestras familias, recibid un cordial saludo.
FELIZ NAVIDAD
Francisco Guerrero


